Los estímulos
El Presidente Bush, en su ultimo discurso a la nación antes de entregar su mandato, nos dijo que no teníamos otra alternativa que salvar al sector financiero. Dijo que ciertas empresas habían llegado a ser muy grandes y que no se podía permitir que quebraran. Lo que Bush no menciono fue que el era el que tuvo a su cargo del Departamento de Justicia por 8 años, y no actuó para impedir que una empresa controlara el mercado. Durante su mandato, la política era no supervisar los mercados ni las grandes empresas.
Bush nos dijo, en ese mismo discurso, que no se podía controlar la economía del siglo 21 con leyes del siglo 20. A pesar de estar correcto no sugirió ninguna nueva ley para resolver el problema. En aquel momento, ahora sabemos, el sistema bancario mundial estaba a horas de un colapso total. Bush solo dijo que los contribuyentes tenían que otorgarle al sector financiero, inmediatamente, la ultima hipoteca sub-estándar por $700,000 millones de dolares, sin reglas ni salvaguardas.
Bush sabia perfectamente que el gobierno no tenia dinero y que por lo tanto el Congreso tendrá que autorizar un aumento de la deuda externa a $1.1 trillones. El deficit nacional era en ese momento de $438,000 millones (sin incluir el costo de la guerra en Iraq). Para buscar los $700,000 millones se imprimió mas dinero y se le pidieron prestamos adicionales a China, Arabia Saudita y Europa endeudando mas al país. El presidente Bush nos dijo que sin no hacíamos esto en una semana, la destrucción de nuestra economía era inminente.
Para poder comprender la magnitud de la de la demanda que le hizo el presidente Bush a los bolsillos de los contribuyentes es necesario saber de donde salio la cifra de $700,000 millones. Era una cifra totalmente arbitraria que representaba el 5% de las hipotecas que estaban o podrían llegar a estar en ejecución bancaria. Si esta cifra era el 5%, el monto total de las hipotecas emitidas era casi 7 trillones.
Los contribuyentes les prestamos a los bancos y las grandes financieras, el deposito del 5%, para que obtuvieran una hipoteca sub-estándar del gobierno de EE.UU por un total de 7 trillones. El doble del valor total de nuestra economía. Los bancos aceptaron el deposito pero como tenian obligación alguna de como usar los fondos recibidos, no actuaron para detener las ejecuciones hipotecarias.
El Presidente pidió que el Secretario del Tesoro tuviera libertad absoluta sobre los $700,000 millones y que las decisiones que el Secretario hiciera con respecto a los fondos no podían ser retadas, ni por el Congreso ni por las Cortes. Todo esto lo pidió 35 días antes de las elecciones.
El sector financiero no es el único sector de la economía. La economía hacia rato que venia en picada y los contribuyentes lo sentían desde hace mas de un año. Culpar a los que recibieron hipotecas que no podían pagar es culpar las víctimas. Los prestamista siempre han tenido la obligación de decidir a quien se le otorga un préstamo.
La nueva administración en Washington ha respondido a la situación que se encontró, siguiendo una política similar a la del presidente Bush. Dinero sin salvaguardas para mitigar los síntomas sin enfrentarse al problema que nos trajo a este punto. Estamos en quiebra pero continuamos usando las tarjetas de crédito.
El problema que enfrenta Estados Unidos va mas allá de los partidos politicos. Para encontrar la solución tenemos que sacar a la luz del día las causas de esta debacle, castigar a los culpables, reformar el sistema y regular los mercados. Para poder hacer esto es imprescindible que el nuevo Secretario del Tesoro y el Administrador de la Reserva Federal renuncien. Ambos han estado demasiado involucrados en el problema y no pueden ni deben ser parte de la solución. El presidente Obama no causo esta situación pero lo elegimos para que la resolviera.
José R. Uzal (uzal@msn.com) escribe para el Latino Semanal., West Palm Beach FL, sobre temas de interés para los hispanos parlantes.
