Iraq

En una conversación telefónica de 15 minutos, Nuri Kamal al-Maliki, el primer ministro de iraquí  le preguntó a Bush sobre `rumores’ de que EE.UU. disminuirá el apoyo a Iraq. En respuesta, Bush destacó su compromiso al gobierno democráticamente electo de Iraq y animó al primer ministro a ignorar rumores de que el gobierno de Estados Unidos buscaba imponer un plazo al gobierno de al-Malaki para acabar con la violencia.

“No hay un plazo” para terminar con el apoyo de Estados Unidos,  manifestó Bush el cual llamó a al-Maliki para hablar sobre la necesidad de usar una “apropiada acción política y militar” contra el terrorismo y la milicia. Agregó que ante esas preocupaciones, Bush le respondió a Maliki, “no se preocupe, “todavía” tiene nuestro apoyo”. Con esa respuesta Bush le impuso a Maliki un plazo abierto. Maliki no tiene forma de saber cuando el apoyo terminara. Con esos truenos no hay quien duerma.

Nuri Kamal al-Maliki, el primer ministro de Irak  es un hombre frente a una encrucijada histórica. Si toma la ofensiva hay esperanzas de que sobreviva y pase a la historia como un héroe. Si continúa su presente política, si sobrevive, pasara al olvido.

Maliki es el líder de un gobierno electo democráticamente con el sacrificio de miles de americanos. Maliki ha manifestado: “Ahora soy primer ministro y comandante general de las fuerzas armadas, pero no puedo mover una sola compañía sin la aprobación de la coalición británico-americana”.

Sin tomar en cuenta la validez del conflicto o los errores que se hayan cometido, el futuro de Iraq esta en manos del gobierno de Iraq, no en manos del gobierno de EE.UU. Es Malili y no George Bush el que tiene que resolver la situación en que se encuentra su país. Preocuparse por el nivel de apoyo que le brinden los Estados Unidos es una señal de debilidad o de falta de visón por parte del primer ministro.

Maliki esta al corriente de la situación existente. El conoce quien es quien y más importante, sabe lo que cada facción del conflicto quiere obtener. Malaki sabe que la solución tiene que ser política y no militar. El es el que tiene que llegar a un arreglo con los Sunies, los Chiítas, los Kurdos y negociar con Siria, Irán y Turquía. Los EE.UU. continúa discutiendo como llegar a una solución militar sin aumentar el número de tropas y sin cambiar la presente estrategia de no negociar con las diferentes facciones o tomar en cuenta a los países contiguos. Esta vía solo conducirá a más muertos de ambos lados y a un conflicto de larga duración que perpetuaría a EE.UU. como un ejército de ocupación.  Alguien tiene que cambiar este esquema y Malaki es el indicado. En lugar de depender de las metas que le tracen los EE.UU., Malaki tiene que dejar de ser líder de los Chiítas y tomar el liderazgo de la nación y trazar el mismo las metas necesarias para restaurar el orden y la seguridad en Iraq.

Para llegar a ese fin tiene que llamar a una conferencia frente a la prensa mundial y demandarle a todas las facciones que se establezca un plan dentro de un periodo de 12 meses para distribuir equitativamente las divisas petroleras entre los Sunis, los Chiítas y los Kurdos. Le debe dar a EE.UU. un plazo de seis meses para que todos los contratos de la reconstrucción de Iraq pasen a manos de empresas iraquíes.  Le debe pedir a los Estados Unidos que se comprometa a no construir  bases militares permanentes en territorio iraquí y que las que las existente se usen exclusivamente para el entrenamiento del nuevo ejercito de Iraq. Debe anunciar la creación de una comisión de reconciliación para condenar a los criminales en el régimen de Saddam Hussein. Reincorporar a la sociedad iraquí a los que trabajaron para el gobierno y el ejército de Sadan, que no cometieron actos criminales.

Malaki, al mismo tiempo, le debe demandar a la  Coalición que otorguen los fondos suficientes para continuar la reconstrucción de Iraq y debe comprometerse a erradicar la corrupción en su gobierno. Malaki debe anunciar una amnistía general y demandar la retirada gradual de la Coalición. Por ultimo el primer ministro debe comprometer al nuevo gobierno de Iraq a reconocer la existencia de Israel.  La suerte de Iraq esta en manos de los  iraquíes no en manos de los americanos. EE.UU. ha declarado muchas veces que si el gobierno de Iraq les pide que se retiren ellos lo harían. Es hora de que Malaki les tome la palabra y asuma su lugar en la historia como el reconstructor del nuevo Iraq.

Estados Unidos removió del poder a Saddam Hussein y le dio a Iraq la oportunidad de crear una nueva sociedad basada en principios democráticos. Ahora es el momento de que los iraquíes tomen el control de su propio destino.

José R. Uzal (uzal@msn.com) escribe para el Latino Semanal., en West Palm Beach FL, sobre temas de interés para los hispano parlantes.

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